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Mostrando entradas de marzo, 2014

4 características para ser feliz

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La semana nos reunimos con unos amigos líderes de grupos pequeños en las casas, las células de la Fráter. Fuimos motivados a sobrellevarnos los unos a los otros basados en lo que dice Colosenses 4:12-14: Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia, de modo que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes. Por encima de todo, vístanse de amor, que es el vínculo perfecto. Suena fácil decir que hay que tolerarnos, perdonarnos y llenarnos de amor.  Pero ¿Cómo se logra eso? No es fácil tolerar a aquel que continuamente hace cosas que me molestan, o tiene actitudes que son desagradables. ¿Cómo tolerarlo, perdonarlo, amarlo? Es fácil. Requiere de una acción de parte de nosotros. Una acción continua, de todo el tiempo, de siempre. Debemos revestirnos, es decir, volver a vestirnos de bondad, humildad,

El pasado, el presente y el futuro

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¿Qué tienen en común C. S. Lewis, #Runtastic y el Seminario Teológico Centroamericano (SETECA)? A mí. Eso tienen en común. Siempre he dicho que es bueno, de tiempo en tiempo, hacer cosas fuera de nuestra zona de confort. En esta ocasión fue la lectura. Gracias a mi buen amigo Jorge que me dio el libro Mere Christianity de C. S. Lewis y su iniciativa de las 12 semanas (del libro 12 week year, de Brian P. Morgan), empecé a leer el libro, escrito por un británico del siglo pasado, en inglés del siglo pasado y que toca temas del siglo pasado, pero aplicables al hoy. Estoy por terminarlo y he escrito con sobre ello en los artículos anteriores a este. C. S. Lewis y yo nunca fuimos amigos y no creo que lo seamos. Muchos me recomiendan sus otras obras más conocidas, pero en realidad ya tuve suficiente de él. En los últimos capítulos habla sobre teología y dice: “La teología es un mapa. Las doctrinas no son Dios: solo son una clase de mapa.” Podemos conocer del destino, pero

El pecado más grande...

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OK. Si eres humano este artículo no es para ti. Te sugiero que abras tu aplicación de Facebook o Twitter y lee lo interesante que ahí dice, pero este artículo no es para los mortales. Pero ya que insistes, aquí te va. Mientras sigo mi lectura de Mere Christianity de C. S. Lewis, llegué al capítulo que más me ha confrontado. Habla sobre el pecado más grande.  Este pecado es el que lleva a todos los demás vicios. Es una manera de pensar completamente anti-Cristo. Lo que alimenta este pecado es la comparación. Pero no aquella que iguala sino la que resalta la superioridad. Este pecado es el orgullo. El orgullo no se sacia con tener algo, sino en tener MÁS que el otro. Y de eso, damas y caballeros, somos culpables todos. No hay placer en saber que alguien tiene la misma cantidad de dinero que yo, la cuestión es saber que tengo más. Y no solo dinero, sino posesiones, posiciones, conocimiento, experiencia y hasta pobreza. Porque de que los hay, los hay. El fin del orgullo