Pataco
Autor invitado: Helmut Aguirre
Sus sueños son más reales que
la vida.
Hay una gran distancia entre su
vida real y la calle de enfrente, un rio de asfalto lo separa de la felicidad.
El nunca esta solo, lo acompaña
una niña como de 4 años con la cabeza despeinada y llena de piojos como la de
Pataco.
Pataco es el tercer necio en
venir a este mundo, sus papas no lo esperaban igual que a los que los otros
dos, pero "así es la vida". Él es un niño cenizo, de pelo negro liso,
ojos grandes color café y pies descalzos. Por la noche vive y por el día sueña.
El hambre para él solo es un perrito que lo sigue a todos lados, si los ves por
las mañana con la cara llena de mugre acumulada por el olvido no te espantes. Para
ese niño es normal, para él andar vagando en la calle con su ropa con olor a orines
tanto que grita ¡¡OLVIDO!!, no es raro. Pataco es fuerte y valiente aunque no
sabe quién lo mando a ser así, solo sobrevive.
El a sus 8 años sabe mucho
sobre la vida con esa mezcla de ternura y madurez forzada. Anda por allí
buscando con qué jugar, al mismo tiempo que busca comida, es ese juego de comer
para vivir y vivir sin la pena de no querer engordar, solo quiere calmar esa
furia que le muerde el estómago. Pataco se anima a vivir todos los días, cada
mañana deja la cama de cartón y las sabanas llenas de mugre, la esperanza de él
cada día está en que pueda jugar a comer, así se sienta en la banqueta fría a
ver cómo pasan los buses y desde su palco privado observa al señor de traje
café, a la señora que lleva una lonchera verde, los estudiantes con uniformes
bien limpios. Todos pasan a la par de Pataco, como ya es parte del paisaje
nadie se sorprende de él, es una hoja más de papel, una bolsa tirada.
Pataco es
un envase vacío, vacío porque lo abandono la vida, y él tirado en la banqueta
se despide del mundo sin que nadie se dé cuenta, la furia le mordió durísimo y
le ganó la batalla.
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