Todo líder necesita decrecer
Alex López, pastor asociado de Fraternidad Cristiana, compartió hoy un mensaje en Juan 3:22-30. Él lo enfocó en la necesidad del cristiano en menguar para que Cristo crezca en nuestras vidas.
Alex mencionó algo que me hizo escribir este artículo y no puede evitar notar una gran enseñanza que nos deja Juan el bautista acerca de una faceta del liderazgo y es la de reconocer cuando ha llegado la hora de menguar para que otros se levanten.
Juan era hasta entonces el único que bautizaba para arrepentimiento. Juan era el nombre que estaba en boca de todos. Si querías agradar a DIOS tenías que ir con Juan. Aunque predicaba de Otro, él era la figura pública.
Juan era el Steve Jobs de la época, el innovador. Nadie más tenía el mensaje que él tenía. Excéntrico y todo, sin competencia. El que reunía a multitudes, el que tenía la mejor página web y los podcast más escuchados. Su fan page de Facebook tenía los más likes de la red. Sus videos en youtube eran los más vistos.
Hasta que dijo “he aquí al Hijo de DIOS”. Hasta que llego Jesús y empezó a bautizar también.
Ya no llegaba tanta gente a visitarlo, y las invitaciones a predicar disminuyeron considerablemente. El seguía como sí nada, pero sus discípulos no. Ellos sí lo notaron, a ellos sí les importó. Tanto que llegaron y le dijeron que qué iba a hacer con el nuevo líder que se estaba levantando y le estaba quitando sus seguidores.
Podemos notar que en el verso 26 le dicen “el que estaba contigo al otro lado del Jordán”. El Otro había estado con Juan, había aprendido de él. ¡Hasta eran familiares!
“Todos van con El”
Vino la duda, la confrontación, el cuestionamiento, la intriga. ¿Qué vas a hacer?
Y es aquí donde el bautista nos da una lección sin precedentes. Él no se dejó llevar por la percepción de otros. No cuestionó su llamado. No empezó a sacar tendencias de deserciones. Él respondió con la Sabiduría de lo Alto.
No es acerca de mi.
Líderes, no es acerca de nosotros, es acerca de Jesús. Y no importa quién lo haga con ta que el nombre de Jesús sea glorificado.
No tenemos que ser los más populares ni los más elocuentes. No tenemos que tener más libros escritos ni best sellers. Quizas sepas de otro líder que esta teniendo éxito en lo que hace y muchos de los tuyos ahora son de él. Bueno al final, ninguno es nuestro porque todos son de Cristo.
Pablo atacó ese pensamiento cuando unos decía ser de Apolos y otros de Cefas.
Si sabes que otro líder está siendo bendecido, ora por él para que DIOS lo siga usando y continua haciendo lo que DIOS te encomendó. Y si es tiempo de menguar hazlo con la frente en alto.
El bautista lo dijo “el amigo del novio…se alegra de gran manera”.
Así que cuando te digan “ya te diste cuenta que el otro llenó un estadio” alégrate. “Ya viste que el otro tiene una iglesia de mil, dos mil o 10 mil miembros” alégrate.
Líderes debemos saber que es NECESARIO que otros crezcan y que nosotros mengüemos.
Alégrate.
Alex mencionó algo que me hizo escribir este artículo y no puede evitar notar una gran enseñanza que nos deja Juan el bautista acerca de una faceta del liderazgo y es la de reconocer cuando ha llegado la hora de menguar para que otros se levanten.
Juan era hasta entonces el único que bautizaba para arrepentimiento. Juan era el nombre que estaba en boca de todos. Si querías agradar a DIOS tenías que ir con Juan. Aunque predicaba de Otro, él era la figura pública.
Juan era el Steve Jobs de la época, el innovador. Nadie más tenía el mensaje que él tenía. Excéntrico y todo, sin competencia. El que reunía a multitudes, el que tenía la mejor página web y los podcast más escuchados. Su fan page de Facebook tenía los más likes de la red. Sus videos en youtube eran los más vistos.
Hasta que dijo “he aquí al Hijo de DIOS”. Hasta que llego Jesús y empezó a bautizar también.
Ya no llegaba tanta gente a visitarlo, y las invitaciones a predicar disminuyeron considerablemente. El seguía como sí nada, pero sus discípulos no. Ellos sí lo notaron, a ellos sí les importó. Tanto que llegaron y le dijeron que qué iba a hacer con el nuevo líder que se estaba levantando y le estaba quitando sus seguidores.
Podemos notar que en el verso 26 le dicen “el que estaba contigo al otro lado del Jordán”. El Otro había estado con Juan, había aprendido de él. ¡Hasta eran familiares!
“Todos van con El”
Vino la duda, la confrontación, el cuestionamiento, la intriga. ¿Qué vas a hacer?
Y es aquí donde el bautista nos da una lección sin precedentes. Él no se dejó llevar por la percepción de otros. No cuestionó su llamado. No empezó a sacar tendencias de deserciones. Él respondió con la Sabiduría de lo Alto.
No es acerca de mi.
Líderes, no es acerca de nosotros, es acerca de Jesús. Y no importa quién lo haga con ta que el nombre de Jesús sea glorificado.
No tenemos que ser los más populares ni los más elocuentes. No tenemos que tener más libros escritos ni best sellers. Quizas sepas de otro líder que esta teniendo éxito en lo que hace y muchos de los tuyos ahora son de él. Bueno al final, ninguno es nuestro porque todos son de Cristo.
Pablo atacó ese pensamiento cuando unos decía ser de Apolos y otros de Cefas.
Si sabes que otro líder está siendo bendecido, ora por él para que DIOS lo siga usando y continua haciendo lo que DIOS te encomendó. Y si es tiempo de menguar hazlo con la frente en alto.
El bautista lo dijo “el amigo del novio…se alegra de gran manera”.
Así que cuando te digan “ya te diste cuenta que el otro llenó un estadio” alégrate. “Ya viste que el otro tiene una iglesia de mil, dos mil o 10 mil miembros” alégrate.
Líderes debemos saber que es NECESARIO que otros crezcan y que nosotros mengüemos.
Alégrate.
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