Lo que aprendí de la familia Corado

Hace unas semanas realicé un trabajo de fotografía para la boda de unos amigos. Estuve en la boda civil y en la bendición matrimonial. Documenté desde el proceso del arreglo de la novia hasta que se subieron al carro con el rótulo de recién casados. 

Eso trajo tantos recuerdos, especialmente de la segunda etapa de nuestra familia, cuando nos mudamos de El Salvador a Guatemala en el 2011. 

La tercera iglesia que visité al nomás venir fue La Fráter y fue suficiente para entender que aquí es donde Dios nos trajo. Durante estos años hemos encontrado más amigos que han llenado nuestras vidas. 

De esos amigos inolvidables son la familia Croado. 

Al poco tiempo de asistir a La Fráter nos quisimos involucrar en una célula y nos ubicaron en una cerca de la casa donde vivíamos, la de Francisco y Mario Julio. Nos quedaba a 15 minutos caminando, 5 en carro. Pero como no teníamos carro en ese entonces, nos íbamos a pie. En ese entonces solo éramos 4 en la familia. 

La bienvenida que nos dieron los Corado, como les decimos en mi casa, fue agradable. Desde un inicio nos hicieron sentir como amigos de toda la vida. Reciben venidos de El Salvador, prácticamente sin conocer a nadie, los Corado nos hicieron sentir como familia. 

A medida que pasaban las semanas nuestra amistad crecía junto con los otros miembros de la célula. Ahora ya teníamos a quien saludar en la iglesia. No nos sentimos solos, ni extranjeros, mucho menos desconocidos. 


Aunque llegábamos caminando a la célula, Paco Corado, muchas veces nos llevó de regreso a la casa para que no tuviéramos que caminar. Más que nuestros líderes de célula fueron nuestros primeros amigos en Guatemala. Cuando de ser 4 pasamos a 5, allí estuvieron Los Corado. Cuando nos cambiamos de casa, Los Corado nos ayudaron prestándome su pick-up para llevar las cosas. 

Al tiempo, cuando Dios lo dispuso, multiplicamos esa célula y mi esposa y yo nos volvimos líderes y anfitriones de una nueva célula. Ahora servimos en diferentes ministerios, pero el ejemplo de los Corado sigue vigente en nuestra vida. 

De los Corado aprendí a recibir con amor a quien llegue a mi casa, a dar más de lo que me piden. Los Corado marcaron nuestra vida para siempre con su amistad genuina, con su humildad y con su ejemplo de perseverancia. 


Gracias Franciso, Suzy, Paco, Jose y Susanita, siempre los llevamos en nuestro corazón. 

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