De un "te amo" a un "te quiero"
El joven había
empezado una amistad con una chica de su iglesia. Debido a que se veían
frecuentemente platicaban por largo tiempo y eso fue creando un lazo de amistad
sincero.
Después de años de amistad y de interminables
horas de pláticas, consejos, etc. la chica consiguió un pretendiente en otra
iglesia lo cual hizo que las horas de conversación con el joven se redujeran a
minutos, y luego a unas pocas palabras durante el día.
Dentro del marco de la amistad el joven pasó de un “te
quiero” a un “te amo” y de regreso a un “te quiero”. Para él fue doloroso, ya
que el aprecio que le tenía a la chica era bastante, sin embargo aprendió que en
la vida todo tiene un ciclo. Un tiempo de ser y de no ser.
Él ahora trabaja arduamente para regresar al estado mental de
que la chica ya tiene quien la aconseje. Quién la escuche y quién le diga “te
amo” (mas no en el marco de la amistad).
Bien lo dijo el Predicador, todo debajo del sol tiene su tiempo.
Tiempo para ser conocidos, tiempo para ser amigos, tiempo para ser mejores
amigos y tiempo para regresar a ser amigos.
Este es mi consejo: Que aprendamos a no
aferrarnos a nadie ni a nada. Solo hay UNO que no cambia, que no tiene un
tiempo. Él es el tiempo. Jesús es quien nos llena en todo sentido. Aprendamos a
depender de Él para todas nuestras necesidades emocionales, sentimentales,
físicas y materiales. Dios es el mejor amigo.
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