Herreros modernos
1 Samuel 13:17-19 cuenta que los enemigos del pueblo de DIOS salieron a cerciorarse que no existiese ningún herrero entre ellos.
Los herreros eran los encargados de hacer artefactos de hierro, desde herramientas para el cultivo hasta armamento para los guerreros.
El pueblo de DIOS se encontraba en guerras constantes y las únicas personas que proporcionaban los medios para subsistir no existían (v.19)
Los enemigos del pueblo de DIOS se habían ocupado de que cualquier anhelo de libertad y cualquier sueño de independencia se truncaran por no tener personas que proporcionaran combustible para que esas chispas se convirtieran en fuegos ardientes.
¿Es posible que así esté el pueblo de DIOS hoy en día?
¿Tendrán los hijos de DIOS las herramientas para llevar a cabo los sueños y anhelos de aquellos que desean la libertad?
El texto menciona que los hijos de DIOS tenían que ir donde el enemigo para que les afilaran sus herramientas. ¿Y hoy a donde van los hijos de DIOS para conseguir las herramientas que les permitirán hacer la guerra?
La historia se repite. Ecl 1:9
Hoy la industria del entretenimiento es exclusividad de los enemigos del pueblo de DIOS así como la industria de la música, la industria de la educación, etc.
Y lo peor es que estamos acostumbrados a ello.
Y cuando alguien trata de incursionar en una de esas esferas “diabólicas” para retomar lo que por derecho es de los hijos de DIOS, los mismos oprimidos se aseguran que fracase.
Es cierto, el mundo de las artes esta plagado de pecado, pero porque nunca hemos tenido la sartén por el mango.
La política esta dañada porque no ha habido suficientes hijos de DIOS en esos puestos.
Se critica a los cantantes cristianos, se critica a los actores cristianos, se critica, se critica y se critica.
El germen de la opresión está tan a flor de piel que somos nosotros mismo que le hacemos el trabajo al enemigo.
¿Hasta cuando?
El pueblo de DIOS necesita sus propios herreros.
Has vuelto, has como resucitado!!!!, esos artículos son de los que nos gustan, señalando lo malo que el pueblo cristiano le hace a su propio pueblo, basado en teologías personales.
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