Ha llegado ese momento del año una vez más, en el cual los adornos nos indican que habrá paz y armonía. Se respira un aire diferente, porque de eso se trata. La idea de fin de año es crear el ambiente para concientizar, para interiorizar, para recapacitar. Y todo eso está bien. No tengo ningún problema con eso. Con lo que sí tengo problema es que utilicemos adornos que no aplican a nuestra realidad. Que imitemos solo por imitar. Que perdamos nuestra originalidad, y que adoptemos formatos foráneos que están lejos de representarnos. La navidad, valida o no, es una fiesta celebrada a nivel mundial. Hasta podemos decir que “hay que celebrarla”. Pero por favor ¿qué tienen que ver los copos de nieve y los hombres de nieve con narices de zanahoria en nuestros adornos? ¿Santa Claus? ¡Por favor! El hacer uso de esos ornamentos me hace perderle el sabor a la verdadera razón de la navidad. Y lo peor es que muchas Iglesias están adornadas de esa manera. Si ni granizo cae en nuestras tier...