Hace unos días recibí una llamada a las 2am. Después de esa conversación no pude dormir inmediatamente, sino que mi mente empezó a dar vueltas. En mi mente resonaban las palabras que habían sido desalentadoras para mí. Días atrás había ido en busca de un SI y recibí un NO. Busqué emprender vuelo, pero mis alas fueron recortadas. Como la historia de Proverbios 7: “alguien me salio al encuentro, iba vestida como prostituta y no disimulaba sus intenciones”. Era la desilusión. “Se me echo al cuello y me beso, y descaradamente me dijo que me estaba buscando”. Era la apatía. “Tengo tendida en la cama una colcha muy fina y colorida. Mi cama despide el aroma de los perfumes más excitantes. Ven conmigo…” me dijo la ladrona de sueños. Casi caigo en sus redes de pasividad e indiferencia. Poco falto para que fuese como buey al matadero llevado por la pasividad. Así que esa madrugada, me acerque a la orilla de mi nido, visualice los cielos, examine los valles, trace mi horizon...